En noviembre de 2021 mi pequeño gran universo cambió para siempre.
Por primera vez en mi vida sentí que mi cuerpo me llamaba la atención cómo nunca antes lo había hecho.
En una tardecita esteña, rodeada de un montón de mujeres que no conocía, sentí un agotamiento extremo, y una necesidad feroz de "volver a casa".
Nunca antes había sentido lo que sentí ese día: ansiedad prolongada, malestar, palpitaciones, y los pensamientos demasiado rápidos.
De mis pacientes, y de muchas personas conocidas (y de la charla posterior con mi terapeuta) supe que ése episodio había sido un ataque de ansiedad.
Así que ese día, la perspectiva ante mi propia vida tomó un nuevo rumbo.
Gracias a que me dejé ayudar y me entregué a sentir lo que mi cuerpo me pedía, pude recomponerme a tiempo y sentir un gran alivio cómo nunca antes. Apenas pasé el umbral de la puerta de casa, ese episodio nunca más se repitió.
Autoresiliencia
Me disculpé ante el grupo de mujeres (casi todas desconocidas), que esperaban recibir de mí una charla sobre bienestar.
Les expliqué como pude, que me sentía mal, y que lo mejor que podía por mí y por ellas era irme antes de dar la charla recordándome y recordándoles que el primer paso al bienestar y la salud es la coherencia.
Fuera lo que fuera, me importó bastante poco "el que dirán" y con la mayor elegancia posible me retiré de ese evento dejando atrás muchas autoexigencias y prejuicios. (Luego varias me escribieron agradeciéndome por todo lo que aprendieron ese día de esa situación).
Una nueva vida
Al volver a casa, abrí la bañera, agregué aromas que me ayudaron, varias gotas de elixir de lavanda, velas, música clásica y me supe que ese día empezaba una nueva vida. Sabía que tendría que seguir cultivando mis certezas, mi claridad y la conexión con mi mente y mi cuerpo. Pero definitivamente el "gran click" fué ese día de noviembre.
Sumergida en el agua tibia de mi bañera, mirando el cielo estrellado desde la ventana del baño, sentí una serenidad muy profunda, una sensación de mucho alivio, y mucha libertad.
Una calma extrema que quedó guardada en mi memoria para siempre.
Fué como escuchar mi propia voz que me decía:
"Nadia querida: éste es el verdadero autocuidado. Porque priorizarte siempre va a traer cosas buenas, y percibir tu vulnerabilidad como una gran fortaleza es el camino correcto. Es tiempo de dar un nuevo paso en tu vida"
Un alivio extremo. Una nueva nueva vida. Mucha felicidad.
Y allí vinieron muchos cambios. Todos super lindos (y no tan difíciles!)
Claramente la opción podría haber sido otra. Sin embargo decidí tomar lo que pasó como una gran oportunidad. Una más. Una oportunidad de revisar mis hábitos, mis costumbres, mis horarios, mis decisiones, mis palabras y reordenarme completamente.
Fué sobre todo accionar por dentro - cómo alimentar "ese click" (y luego vino lo demás)
¿Cómo lo hice?
1. Priorizándome. De verdad.
2. Pidiendo ayuda. Dejándome ayudar.
3. Sacando el drama del medio.
4. Accionando en consecuencia.
5. Revisando mis propósitos.
6. Dándome cuenta de todo lo que soy, lo que tengo y lo que elijo.
7. Celebrando mis logros en estos (casi) 43 años
8. Diciendo NO a todo lo que no me aporta
9. Enfocándome en todo lo que ya es.
10. Agradeciendo. Agradeciendo. Agradeciendo.
Cómo siempre, toma lo que te sea de ayuda o inspiración, agrega o modifica lo que necesites y descubre tus propios métodos para sentirte como quieres. Porque somos únicas, y único es nuestro camino.
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